¿La
autonomía prevé, protege y comprende la diversidad? ¿Diferentes perspectivas de
la mirada espírita? La autonomía es la vigencia plena, superior, de la libertad,
el más digno de los promontorios a que aspira el hombre y que el espiritismo
contempla como jamás se ha visto en la historia de la Humanidad.
(Wilson García, en “Punto Final – El
Reencuentro del espiritismo con Allan Kardec”)
El
lanzamiento, este mes, de la Colección
Librepensamiento: Espiritismo para el Siglo XXI, iniciativa histórica y
oportuna de CEPA – Asociación Espírita Internacional (véase reportaje de portada
de esta edición), se insiere perfectamente en el movimiento de rescate del auténtico
pensamiento de Allan Kardec: un fenómeno que está marcando el paso del Siglo
XXI, en el ámbito espírita.
La
historia del espiritismo en el mundo presenta algunos aspectos curiosos que
solo el tiempo puede explicar. Uno de esos aspectos es el contraste entre la
prisa, resultado del optimismo personal de Kardec, en cuanto a su expansión, y los
retrocesos y descaminos experimentados por el movimiento a lo largo de un siglo
y medio de existencia.
Concebido
idealmente como una filosofía espiritualista, laica, porque no religiosa, y librepensadora,
inserida en la cultura racional pos-ilustrada del Siglo XIX, el espiritismo
real no tardó mucho para transformarse, diferentemente de lo que imaginara su
fundador, en un sistema de creencias, una religión más, sucedánea del catolicismo.
Se lo vio y trató, incluso, una corriente oficialmente adoptada por la más
importante institución espírita brasileña, como un camino destinado a reformar la
propia Iglesia Católica, considerada ésta como la institución elegida por Dios
para rebañar y sintetizar todas las creencias del Occidente y, quizás, del
mundo.
A la visión de un espiritismo
caudatario del catolicismo, pretensamente unificacionista y hegemónico, se opuso
filosófica y metodológicamente una institución fundada en Argentina, a mediados
del Siglo XX: la Confederación Espírita Panamericana, hoy CEPA – Asociación
Espírita Internacional.
Identificando
en el espiritismo una visión fundada en la existencia del espíritu – principio inteligente del universo – y adoptando algunos
conceptos fundamentales, que podría, sin
embargo, ofrecer diferentes enfoques, incluso y provisoriamente el religioso, CEPA,
a lo largo de sus 75 años de existencia, se caracteriza marcadamente por el
estímulo al librepensamiento, al pluralismo, a la independencia y a la autonomía
de las instituciones y de los adeptos del espiritismo.
Librepensamiento,
sin embargo, indica una postura mental que, incluso cuando adoptada por personas
o instituciones religiosas, va, poco a poco, alejándose de los cánones que
caracterizan la religión. Con absoluta propiedad, Allan Kardec dejó escrito:
“El
librepensamiento, en su acepción más amplia, significa: libre examen, libertad
de consciencia, fe raciocinada; él simboliza la emancipación intelectual, la
independencia moral, complemento de la independencia física; él no quiere más esclavos
del pensamiento ni esclavos del cuerpo, porque lo que caracteriza el librepensador
es que piensa por sí mismo y no por los otros, en otras palabras, que su opinión
le pertenece particularmente. Puede, pues, haber librepensadores en todas las opiniones
y en todas las creencias. En ese sentido, el librepensamiento eleva la dignidad
del hombre; le hace un ser activo, inteligente, en lugar de una máquina de creer”. (R.E. – febrero 1867)
Ese lúcido análisis corroboraría lo que ya había escrito
el fundador del espiritismo:
“Todo ser humano que no se guía por la fe ciega
es, por eso mismo, librepensador” y “por
esa razón, los Espíritas son también librepensadores” (destacado por nosotros
– R.E./enero 1867).
Reuniendo esfuerzos que provienen de diferentes
segmentos del espiritismo mundial, el siglo XXI parece crear el escenario para el
rescate definitivo de la filosofía espírita, reconociéndose en ella esa identidad
de raíz, tan menospreciada, obscurecida, e incluso negada, en los dos siglos
anteriores.
Con el lanzamiento de su “Colección Librepensamiento – Espiritismo para el Siglo XXI”, CEPA trae su contribución, vivida y madurada en
sus 75 años de lucha en pro de un espiritismo laico, progresista y librepensador.
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