quarta-feira, 19 de maio de 2021

Enfoque

 

Escepticismo, Espiritismo y Caridades

Marcio Sales Saraiva se define como “escritorzuelo”. Licenciado en Sociología y Ciencia Política. Máster en Políticas Públicas por la UERJ. Fue dirigente del Gremio Espírita Nazareno y colaborador  de la Unión Espírita Cristo Rey, de Río de Janeiro.

Ya he oído a espíritas diciendo que “el espiritismo aclara de dónde venimos, por qué estamos aquí en este mundo y adónde vamos”, o sea, el espiritismo explica todo y, en ese sentido, satisface la gran obsesión de la modernidad ilustrada de extinguir el Misterio, iluminar todas las áreas oscuras del conocimiento humano y hacer surgir la verdad incuestionable sobre todas las cosas. Pero, ¿será qué es eso mismo el espiritismo?

El escepticismo es el punto inicial de toda la pesquisa hecha por el profesor Denizard Rivail, o sea, Kardec siempre parte de la duda para consolidar algunos puntos que se considerarán provisionalmente verdaderos hasta que surjan elementos que puedan sacarlo de su condición de verdad. La verdad en Kardec es progresiva, abierta, no un dogma.

Así fue, por ejemplo, cuando Kardec empezó a investigar los fenómenos de las mesas parlantes. Observó, meditó, cuestionó. Se mantuvo en contacto con los médiums y los espíritus comunicantes, pero sin fanatismo, sin devoción, pasando todo por la duda y por la criba de la razonabilidad, y, si fuera necesario, no temía eliminar comunicaciones que no presentasen ni coherencia ni calidad de contenido.

El escepticismo nos dice que el conocimiento absoluto de lo real es imposible para la razón humana, por lo tanto, debemos renunciar a las certezas dogmáticas, suspender los juicios apurados sobre las cosas y someter todas las afirmaciones, doctrinas y convicciones a la criba de la duda. Por cierto, lo que es real para un investigador no lo es para otro, aunque el objeto de pesquisa sea el mismo.

Esta concepción filosófica surgió en la Grecia Antigua con Pirrón de Elis (siglo III a. C.) — es por eso que se llama también pirrónicos a los escépticos — y ganó diversas tonalidades a lo largo de los siglos. Su versión más radical se encuentra en el sabio Sexto Empírico que afirmaba la imposibilidad de cualquier tipo de certeza o verdad, contrariando así el escepticismo pirrónico que, aun reconociendo la incerteza y la duda, continuaba en busca de la verdad o de alguna certeza posible. El pensamiento kardeciano estaría más próximo a ese escepticismo moderado.

Hay tres etapas investigativas en el escepticismo filosófico: epojé (suspensión de juicio, duda), zetesis (busca incesante de certeza) y ataraxia (serenidad que surge del conocimiento de que la certeza sobre las cosas es imposible). El espiritismo de Allan Kardec tiene elementos de la epojé que nos conduce a una zetesis — una busca por lo que es posiblemente verdadero.

Por otro lado, hay también el escepticismo fideísta, aquel que ante la incapacidad de la razón humana en alcanzar la verdad/certeza, se entrega a la fe y a la revelación como única fuente de verdad. Este tipo podrá caer en irracionalismo violento y peligroso para la convivencia social, tales como los fundamentalismos religiosos y la extrema derecha religiosa. Y muchos espíritas, actualmente, se tiran de cabeza a ese fideísmo, idolatrando médiums y abriendo mano de cualquier crítica hermenéutica de los mensajes de los espíritus.

Es innegable. El escepticismo está en el origen del pensamiento filosófico, pues no es posible filosofar sin dudas. Es esta vieja corriente filosófica – desde Pirrón de Elis y Sexto Empírico hasta Bertrand Russell, pasando por Montaigne, Descartes y Pascal – que también inspirará una parcela significativa de las obras literarias.

La duda, por lo tanto, es el motor de la filosofía y también de las pesquisas científicas. Es la base a través de la  cual Denizard Rivail se descubrirá Allan Kardec. Si el escéptico es una persona que solo cree en cosas para las cuales hay fuertes evidencias y buenos argumentos, para Allan Kardec, ser espírita ¿no es eso?

El espiritismo no es un racionalismo ciego y radical, ni pretende explicar todo ni todas las cosas. Solo Dios es “inteligencia suprema”, por lo tanto, el espiritismo reconoce los límites de la razón humana y cuánto hay de numinoso en el universo que conocemos a partir de nuestros insuficientes cinco sentidos. Fue Rudolf Otto quien llamó esa consciencia del ‘mysterium tremendum’ que nos lleva a la humilde veneración del numinoso que está en la base de las experiencias religiosas del mundo.

Allan Kardec, en “El libro de los espíritus”, deja claro, a través de los espíritus comunicantes, que no es posible comprenderlo todo y que mismo los espíritus superiores “saben mucho”, pero no lo saben todo:

Cuestión 10. ¿Puede el hombre comprender la naturaleza íntima de Dios? “No, no puede, y éste es uno de los sentidos que le falta aún.”

“La inferioridad de las facultades del hombre no le permite comprender la naturaleza íntima de Dios.” (comentario de Kardec a la cuestión 11)

Cuestión 78. ¿Tienen principio los espíritus, o son eternos como Dios? “Si no tuviesen principio, serían iguales a Dios, al ser creación suya y estar sometidos a su voluntad. Es incontestable que Dios es eterno, pero nada sabemos de cuándo y cómo nos creó, y se puede decir que no tenemos principio si se entiende que, por ser eterno Dios, ha creado sin interrupción; sin embargo, respecto del cuándo y cómo fuimos creados, os repito, nadie lo sabe, pues se trata de un misterio.”

Además de éstas, aún se podrán investigar las cuestiones 10, 13, 17, 18, 19, 28, 42, 48, 81, 82, 83, 182, 238, 242, 392, 569, 579 e 613. Y eso solo en “El libro de los espíritus”.

Este conjunto de cuestiones es suficiente para aproximar el espiritismo de Allan Kardec a algunas formulaciones del escepticismo filosófico, pero también del llamado “pensamiento débil”, en el sentido en que el filósofo posmoderno Gianni Vattimo desarrolló. En otras palabras, el espiritismo kardeciano no puede ser interpretado como un “pensamiento fuerte” (dogmático, ambicioso e incuestionablemente verdadero), en el estilo de las Iglesias del siglo XIX, sino como un pensamiento humilde y débil, que reconoce su pequeñez ante la Divinidad y sus mecanismos insondables.

Dicen que la arrogancia es prima de la vanidad y hermana del egoísmo, por lo tanto, enemigas del espiritismo. Éste fue el mensaje dado por Allan Kardec. La “salvación” no está en poseer una supuesta verdad incuestionable, pero en la caridad, que es el amor efectivo.

 


Enfoque

 

Ceticismo, Espiritismo e Caridades

 

Marcio Sales Saraiva define-se como “escrevinhador”. Formando em Sociologia e Ciência Política. Mestre em Políticas Públicas pela UERJ. Foi dirigente do Grêmio Espírita Nazareno e colaborador da União Espírita Cristo Rei, do Rio de Janeiro.

 

Já ouvi espíritas dizendo que “o espiritismo esclarece de onde viemos, porque estamos aqui neste mundo e para onde vamos”, ou seja, o espiritismo explica tudo e, nesse sentido, satisfaz a grande obsessão da modernidade iluminista de dizimar o Mistério, iluminar todas as áreas escuras do conhecimento humano e fazer emergir a verdade inquestionável sobre todas as coisas. Mas será que é isso mesmo o espiritismo?

O ceticismo é o ponto inicial de toda a pesquisa feita pelo professor Denizard Rivail, ou seja, Kardec sempre parte da dúvida para consolidar alguns pontos que serão considerados provisoriamente verdadeiros até que surjam elementos que possam deslocá-lo do status de verdade. A verdade em Kardec é progressiva, aberta e não um dogma.

Foi assim, por exemplo, quando Kardec começou a investigar os fenômenos das mesas girantes. Ele observou, meditou, questionou. Manteve-se em contato com os médiuns e os espíritos comunicantes, mas sem fanatismo, sem devoção, passando tudo pela dúvida e pelo crivo da razoabilidade, e, se fosse preciso, não temia eliminar comunicações que não apresentavam coerência e/ou qualidade de conteúdo.

O ceticismo nos diz que o conhecimento absoluto do real é impossível para a razão humana, portanto, devemos renunciar às certezas dogmáticas, suspender os juízos apressados sobre as coisas e submeter todas as afirmações, doutrinas e convicções ao crivo da dúvida. Aliás, o que é real para um pesquisador não o é para outro, ainda que o objeto de pesquisa seja o mesmo.

Esta concepção filosófica surgiu na Grécia Antiga com Pirro de Élis (século III a. C.) — é por isso que céticos são também chamados de pirrônicos — e ganhou diversas tonalidades ao longo dos séculos. Sua versão mais radical, encontra-se no sábio Sexto Empírico que afirmava a impossibilidade de qualquer tipo de certeza ou verdade, contrariando assim o ceticismo pirrônico que, mesmo reconhecendo a incerteza e a dúvida, continuava em busca da verdade ou de alguma certeza possível. O pensamento kardequiano estaria mais próximo desse ceticismo moderado.

Existem três etapas investigativas no ceticismo filosófico: epoche (suspensão do juízo, dúvida), zétesis (busca incessante de certeza) e ataraxia (serenidade que surge do conhecimento de que a certeza sobre as coisas é impossível). O espiritismo de Allan Kardec tem elementos da epoche que nos conduz a uma zétesis — uma busca pelo que é possivelmente verdadeiro.

Por outro lado, existe também o ceticismo fideísta, aquele que diante da incapacidade da razão humana em atingir a verdade/certeza, entrega-se à fé e à revelação como única fonte de verdade. Este tipo poderá cair em irracionalismo violento e perigoso para a convivência social, tais como os fundamentalismos religiosos e a extrema-direita religiosa. E muitos espíritas, atualmente, mergulharam de cabeça nesse fideísmo, idolatrando médiuns e abrindo mão de qualquer crítica hermenêutica das mensagens dos espíritos.

É inegável. O ceticismo está na origem do pensamento filosófico, pois não é possível filosofar sem dúvidas. É esta velha corrente filosófica – de Pirro de Élida e Sexto Empírico até Bertrand Russell, passando por Montaigne, Descartes e Pascal – que também irá inspirar uma parcela significativa das obras literárias.

A dúvida, portanto, é o motor da filosofia e também das pesquisas cientificas. Ela é a base através da qual Denizard Rivail irá descobrir-se Allan Kardec. Se o cético é uma pessoa que só acredita em coisas para as quais há fortes evidências e bons argumentos, ser espírita, para Allan Kardec, não é isso?

O espiritismo não é um racionalismo cego e radical, nem pretende explicar tudo ou todas as coisas. Só Deus é “inteligência suprema”, portanto, o espiritismo reconhece os limites da razão humana e o quanto há de numinoso no universo que conhecemos a partir dos nossos insuficientes cinco sentidos. Foi Rudolf Otto que chamou essa consciência do ‘mysterium tremendum’ que nos leva a humilde veneração do numinoso que está na base das experiências religiosas do mundo.

Allan Kardec, em “O livro dos espíritos”, deixa nítido, através dos espíritos comunicantes, que não é possível tudo compreender e que mesmo os espíritos superiores “sabem muito”, mas não sabem tudo:

Questão 10. Pode o homem compreender a natureza íntima de Deus? “Não; faltalhe para isso o sentido.”

“A inferioridade das faculdades do homem não lhe permite compreender a natureza íntima de Deus.” (comentário de Kardec a questão 11)

Questão 78. Os Espíritos tiveram princípio, ou existem, como Deus, de toda a eternidade? “Se não tivessem tido princípio, seriam iguais a Deus, quando, ao invés, são criação sua e se acham submetidos à sua vontade. Deus existe de toda a eternidade, é incontestável. Quanto, porém, ao modo por que nos criou e em que momento o fez, nada sabemos. Podes dizer que não tivemos princípio, se quiseres com isso significar que, sendo eterno, Deus há de ter sempre criado ininterruptamente. Mas, quando e como cada um de nós foi feito, repito-te, nenhum o sabe: aí é que está o mistério.”

Além destas, você ainda poderá investigar as questões 10, 13, 17, 18, 19, 28, 42, 48, 81, 82, 83, 182, 238, 242, 392, 569, 579 e 613. E isso só em “O livro dos espíritos”.

Este conjunto de questões é suficiente para aproximar o espiritismo de Allan Kardec de algumas formulações do ceticismo filosófico, mas também do chamado “pensamento fraco”, no sentido em que o filosofo pós-moderno Gianni Vattimo desenvolveu. Em outras palavras, o espiritismo kardequiano pode ser interpretado não como um “pensamento forte” (dogmático, ambicioso e inquestionavelmente verdadeiro), no estilo das Igrejas do século XIX, mas um pensamento humilde e fraco, que reconhece sua pequenez diante da Divindade e de seus mecanismos insondáveis.

Dizem que a arrogância é prima da vaidade e irmã do egoísmo, portanto, inimigas do espiritismo. Este foi o recado dado por Allan Kardec. A “salvação” não está na posse de uma suposta verdade inquestionável, mas na caridade, que é o amor efetivo.

terça-feira, 18 de maio de 2021

Opinando

¿Cuál es el Jesús del Espiritismo? (II)

Salomão Jacob Benchaya

En el siglo XVIII, se iniciaban los estudios del llamado Jesús Histórico con el trabajo del filósofo deísta alemán Hermann Samuel Reimarus (1694-1768), negando el origen sobrenatural del cristianismo, lo que, naturalmente, no era bien visto por la Iglesia.  En 1835, el teólogo alemán David Friedrich Strauss escribe el libro “La Vida de Jesús” criticando el “mito de Jesús”, afirmando que su vida nada tenía de sobrenatural. Una obra con el mismo título surge, en Francia, en 1863, escrito por el teólogo, filósofo e historiador Ernest Renan demostrando que el Jesús histórico no es el mismo Cristo de la Fe o el Jesús Dogmático. Esa obra tuvo gran repercusión y Kardec, incluso, la menciona en la Revista Espírita de mayo y junio de 1864, no sin demostrar su desagrado por la interpretación nada caballerosa que el autor hace del Cristo descrito en los evangelios. Un poco antes, el 14 de octubre de 1863, respondiendo a la pregunta de Kardec sobre “¿qué efecto producirá la ‘Vida de Jesús’, por Renan?”, el Espírito Erasto había afirmado que éste “pertenece a esa legión de Espíritus encarnados que se pueden calificar de demoledores del viejo mundo” y finaliza su comunicación diciendo que “Sin disputa, Renan allana el camino para el Espiritismo” (A.K. – Obras Póstumas).

Se sabe hoy que las narrativas de los evangelios canónicos – los “atribuidos” a Marcos, Mateo, Lucas y Juan – son construcciones literarias surgidas a partir de la segunda mitad del siglo I, probablemente copiados de una fuente anterior, el Evangelio “Q” (del alemán Quelle, fuente), y que, en gran parte, son reproducciones de tradiciones mitológicas que formatearon el Jesús Cristo - el Cristo de la Fe – de las Iglesias cristianas. Las revolucionarias descubiertas, en Nag Hammadi, en Egipto, de papiros conteniendo el Evangelio de Tomé (1945) y más tarde, de los Manuscritos del Mar Muerto (1947), guardados en vasijas de barro y muchos todavía no revelados al público, sugieren una relación entre Jesús y la Orden de los Esenios, secta judía ortodoxa. Estudiosos admiten que los aforismos (máximas, sentencias) contenidos en estos papiros son los más coherentes con las enseñanzas de Jesús y revelan que la narrativa biográfica de la vida de Jesús se introdujo posteriormente en los Evangelios canónicos producidos por la Iglesia.

El hecho es que los estudiosos son unánimes en afirmar que no hay registros verdaderamente originales, y sí copias de copias como informa Boberg en su libro “El Cristo de Paulo de Tarso”. Se sabe, también, que muchos “hechos” narrados en los Evangelios se copiaron de tradiciones paganas de Persia y de Egipto o se ajustaron a las profecías del Antiguo Testamento.

De todo eso, queda la pregunta: - Al fin y al cabo, ¿qué, en los Evangelios, es verdadero y qué es mito? La tesis de que Paulo de Tarso, en sus escritos, no se está reportando a un Jesús humano, sino a un concepto gnóstico, el Christós (Dios en nosotros), sugiere una reflexión sobre el hecho de que, a pesar de haberse detenido apenas en la enseñanza moral de Jesús, según explicita en “El Evangelio Según el Espiritismo” y en “La Génesis”,  Kardec interpreta, bajo la óptica espírita, milagros y predicciones de Jesús narrados en los evangelios canónicos, evidentemente una fuente no fiable.

Sobre la tesis del Christós en el espiritismo, la comentaré en la próxima edición.

Opinando


Qual é o Jesus do Espiritismo? (II)

Salomão Jacob Benchaya

 

No século XVIII, iniciavam-se os estudos do chamado Jesus Histórico com o trabalho do filósofo deísta alemão Hermann Samuel Reimarus (1694-1768), negando a origem sobrenatural do cristianismo o que, naturalmente, não era bem visto pela Igreja. Em 1835, o teólogo alemão David Friedrich Strauss escreve o livro “A Vida de Jesus” criticando o “mito de Jesus”, afirmando que sua vida nada tinha de sobrenatural. Uma obra com o mesmo título surge, na França, em 1863, escrito pelo teólogo, filósofo e historiador Ernest Renan demonstrando que o Jesus histórico não é o mesmo Cristo da Fé ou o Jesus Dogmático. Essa obra teve grande repercussão e Kardec, inclusive, a menciona na Revista Espírita de maio e junho de 1864, não sem demonstrar seu desagrado pela interpretação nada cavalheiresca que o autor faz ao Cristo descrito nos evangelhos. Um pouco antes, em 14 de outubro de 1863, o Espírito Erasto, respondendo à pergunta de Kardec sobre “que efeito produzirá a ‘Vida de Jesus’, de Renan?” afirmara que este “se inclui nessa legião de Espíritos encarnados que se podem classificar como demolidores do velho mundo” e finaliza sua comunicação dizendo que “Sem o suspeitar, Renan achanou o caminho para o Espiritismo”(A.K. - Obras Póstumas).

Sabe-se hoje que as narrativas dos evangelhos canônicos – os “atribuídos” a Marcos, Mateus, Lucas e João – são construções literárias surgidas a partir da segunda metade do século I, provavelmente copiados de uma fonte anterior, o Evangelho “Q” – de Quelle (fonte) – e que, em grande parte, são reproduções de tradições mitológicas que formataram o Jesus Cristo - o Cristo da Fé - das Igrejas cristãs. As revolucionárias descobertas, em Nag Hammadi, no Egito, de papiros contendo o Evangelho de Tomé (1945) e mais tarde, dos Manuscritos do Mar Morto (1947), guardados em vasilhas de barro, muitos ainda não revelados ao público, sugerem uma relação entre Jesus e a Ordem dos Essênios, seita judaica ortodoxa. Estudiosos admitem que os aforismos (máximas, ditados) contidos nestes papiros são os mais coerentes com os ensinos de Jesus e revelam que a narrativa biográfica da vida de Jesus foi introduzida posteriormente nos Evangelhos canônicos produzidos pela Igreja.

O fato é que os estudiosos são unânimes em afirmar que não existem registros verdadeiramente originais, mas sim cópias de cópias como informa Boberg em seu livro “O Cristo de Paulo de Tarso”. Sabe-se, também, que muitos “fatos” narrados nos Evangelhos foram copiados de tradições pagãs da Pérsia e do Egito ou ajustados às profecias do Antigo Testamento.

Disso tudo, fica a pergunta: - Afinal, o que, nos Evangelhos, é verdadeiro e o que é mito? A tese de que Paulo de Tarso, nos seus escritos, não está se reportando a um Jesus humano, mas a um conceito gnóstico – o Christós (Deus em nós) – sugere uma reflexão sobre o fato de Kardec, apesar de haver se detido apenas no ensino moral de Jesus, conforme explicita n’O Evangelho Segundo o Espiritismo, em “A Gênese” interpreta, sob a ótica espírita, milagres e predições de Jesus narrados nos evangelhos canônicos, evidentemente uma fonte não confiável.

Sobre a tese do Christós no espiritismo, comentarei na próxima edição.

segunda-feira, 17 de maio de 2021

Opinión en Tópicos


LA UTOPÍA DE LO SAGRADO

En la medida en que se apropiaron de lo sagrado, un mundo utópico por ellas creado y cuyas reglas solo a ellas compite establecer, en presumible colusión con las divinidades, las religiones generaron el miedo.

Una parte inmensa de la humanidad aún está atada a la concepción de que la vida se encuentra más bien subordinada al misterio que a la razón. Para esas personas, vivir fuera de algún sistema que esté autorizado a interpretar y administrar el misterio, es profundamente incómodo. Los actos comunes de sus vidas, sus ritos de iniciación, sus proyectos y realizaciones, si no pasan por algún ceremonial que evoque lo sagrado, estarán predestinados al fracaso. No les basta la disposición íntima ni la convicción interior de que tales actos o hechos derivan de intenciones sanas y ansían objetivos buenos y bellos. Sin alguna formalidad que les remita al mundo del misterio, padecerán de ilegitimidad.

EL OBISPO DE MAURA

En mi infancia y adolescencia, en Brasil no había el divorcio. La sociedad, cultivadora de valores conservadores y religiosos, condenaba la separación de matrimonios y, con gran énfasis, veía como pecaminosa la convivencia de parejas impedidas de contraer matrimonio.

Pero, la vida es más rica que la regla. Matrimonios, así mismo, se separaban y buscaban a otras parejas. Como no podían casarse, la sociedad les trataba como  personas que vivían “en pecado”, “en concubinato”.

Fue entonces que un prelado católico, obispo de la ciudad de Maura, RJ, rompió con la Santa Sede y creó la Iglesia Católica Apostólica Brasileña. Ésta aceptaba el divorcio y celebraba matrimonios de personas separadas. Un lenitivo para quien, continuando católico y atado al utópico mundo de lo sagrado, necesitase sacramentar su unión natural.

EL OBISPO DE ROMA

Ese mismo temor al misterio y la sumisión a lo sagrado llevaron, en los últimos tiempos, a parejas homoafectivas, impedidas de casarse en la Iglesia, a que pidieran a sacerdotes que les diesen una bendición. No valía como matrimonio, pero les satisfacía la sed de lo sagrado. Sin embargo, el Papa, considerado progresista y que puede mucho, pero no lo puede todo, dentro de los cánones de la Iglesia, acaba de acatar la resolución de la poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe que prohíbe a curas de todo el mundo que bendigan a parejas homoafectivas.

Recordemos que Francisco, hace meses, se declaró favorable a la formalización civil de uniones entre homosexuales. O sea: la regla vale para el mundo real, desde que no contamine el utópico mundo de lo sagrado. Éste es de dominio exclusivo de la religión.

EL ESPIRITISMO

¿Por cuál de esos dos mundos transita el espiritismo? ¿Por el de lo sagrado, o por aquél construido, a lo largo de la historia, por el espíritu humano, en su proceso evolutivo en el planeta Tierra?

La respuesta a esa indagación define la identidad de la filosofía espírita, demarca tendencias diferentes que se presentaron desde los primordios del movimiento y piden, ahora, conceptuaciones claras, sin más tergiversaciones.

CEPA – Asociación Espírita Internacional, desde hace mucho, hizo sus elecciones y éstas, ahora, se encuentran en la “Colección Librepensamiento – Espiritismo para el Siglo XXI”, una serie de libros, en formato eBook, disponibles gratuitamente, a partir del evento de lanzamiento, el 10 de abril de 2021.

La definición clara de su naturaleza es, más que nunca, requisito para la propia sobrevivencia del espiritismo.

Opinião em Tópicos

 

A UTOPIA DO SAGRADO

Na medida em que se apropriaram do sagrado, um mundo utópico por elas criado e cujas regras só a elas compete estabelecer, em presumível conluio com as divindades, as religiões geraram o medo.

Uma parcela imensa da humanidade ainda está presa à concepção de que a vida se acha bem mais subordinada ao mistério do que à razão. Para essas pessoas, viver fora de algum sistema autorizado a interpretar e administrar o mistério, é profundamente desconfortável. Os atos comuns de suas vidas, seus ritos de passagem, seus projetos e realizações, se não passarem por algum cerimonial que evoque o sagrado, estarão fadados ao insucesso. Não lhes basta a disposição íntima e a convicção interior de que tais atos ou fatos derivam de intenções saudáveis e visam a objetivos bons e belos. Sem alguma formalidade que os remeta ao mundo do mistério, padecerão de ilegitimidade.

O BISPO DE MAURA

Em minha infância e adolescência, no Brasil não existia o divórcio. A sociedade, cultivadora de valores conservadores e religiosos, condenava a separação de casais e, com maior ênfase, via como pecaminosa a convivência de casais impedidos de celebrar o matrimônio.

Mas, a vida é mais rica do que a norma. Casais, assim mesmo, se separavam e buscavam outros parceiros. Como não podiam casar, eram tratados pela sociedade como “ajuntados”, “amigados”.

Foi então que um prelado católico, bispo da cidade de Maura, RJ, rompeu com a Santa Sé e criou a Igreja Católica Apostólica Brasileira. Esta aceitava o divórcio e celebrava casamentos de pessoas separadas. Um lenitivo para quem, continuando católico e preso ao utópico mundo do sagrado, precisasse sacramentar sua união natural.

O BISPO DE ROMA

Foi esse mesmo temor ao mistério e submissão ao sagrado que conduziu, nos últimos tempos, casais homoafetivos, impedidos de casar na Igreja, a pedir a sacerdotes que lhes dessem uma bênção. Não valia como casamento, mas lhes satisfazia a sede do sagrado. Entretanto, o Papa, tido como progressista, e que pode muito, mas não pode tudo, dentro dos cânones da Igreja, acaba de acatar resolução da poderosa Congregação para a Doutrina da Fé, que proíbe padres de todo mundo de abençoarem casais homoafetivos.

Recorde-se que Francisco, meses atrás, deu declaração favorável à formalização civil de uniões entre homossexuais. Ou seja: a regra vale para o mundo real, desde que não contamine o utópico mundo do sagrado. Este é de domínio exclusivo da religião.

O ESPIRITISMO

Em qual desses dois mundos transita o espiritismo? No do sagrado, ou naquele construído, no decorrer da história, pelo espírito humano, em seu processo evolutivo no planeta Terra?

A resposta a essa indagação define a identidade da filosofia espírita, demarca tendências diferentes que se apresentaram desde os primórdios do movimento e pedem, agora, conceituações claras, sem mais tergiversações.

A CEPA – Associação Espírita Internacional, de há muito, fez suas escolhas. Elas estão, agora, registradas na “Coleção Livre -Pensar – Espiritismo para o Século XXI”, uma série de livros, no formato e-book, disponibilizados gratuitamente, a partir do evento de seu lançamento, dia 10 de abril de 2021.

A definição clara de sua natureza é, mais do que nunca, requisito para a própria sobrevivência do espiritismo.

 

domingo, 16 de maio de 2021

Bienvenidos al Espiritismo del Siglo XXI

¿La autonomía prevé, protege y comprende la diversidad? ¿Diferentes perspectivas de la mirada espírita? La autonomía es la vigencia plena, superior, de la libertad, el más digno de los promontorios a que aspira el hombre y que el espiritismo contempla como jamás se ha visto en la historia de la Humanidad.

(Wilson García, en “Punto Final – El Reencuentro del espiritismo con Allan Kardec”)

                El lanzamiento, este mes, de la Colección Librepensamiento: Espiritismo para el Siglo XXI, iniciativa histórica y oportuna de CEPA – Asociación Espírita Internacional (véase reportaje de portada de esta edición), se insiere perfectamente en el movimiento de rescate del auténtico pensamiento de Allan Kardec: un fenómeno que está marcando el paso del Siglo XXI, en el ámbito espírita.

                La historia del espiritismo en el mundo presenta algunos aspectos curiosos que solo el tiempo puede explicar. Uno de esos aspectos es el contraste entre la prisa, resultado del optimismo personal de Kardec, en cuanto a su expansión, y los retrocesos y descaminos experimentados por el movimiento a lo largo de un siglo y medio de existencia.

                Concebido idealmente como una filosofía espiritualista, laica, porque no religiosa, y librepensadora, inserida en la cultura racional pos-ilustrada del Siglo XIX, el espiritismo real no tardó mucho para transformarse, diferentemente de lo que imaginara su fundador, en un sistema de creencias, una religión más, sucedánea del catolicismo. Se lo vio y trató, incluso, una corriente oficialmente adoptada por la más importante institución espírita brasileña, como un camino destinado a reformar la propia Iglesia Católica, considerada ésta como la institución elegida por Dios para rebañar y sintetizar todas las creencias del Occidente y, quizás, del mundo.

A la visión de un espiritismo caudatario del catolicismo, pretensamente unificacionista y hegemónico, se opuso filosófica y metodológicamente una institución fundada en Argentina, a mediados del Siglo XX: la Confederación Espírita Panamericana, hoy CEPA – Asociación Espírita Internacional.

                Identificando en el espiritismo una visión fundada en la existencia del espíritu – principio inteligente del universo – y adoptando algunos conceptos fundamentales,  que podría, sin embargo, ofrecer diferentes enfoques, incluso y provisoriamente el religioso, CEPA, a lo largo de sus 75 años de existencia, se caracteriza marcadamente por el estímulo al librepensamiento, al pluralismo, a la independencia y a la autonomía de las instituciones y de los adeptos del espiritismo.

                Librepensamiento, sin embargo, indica una postura mental que, incluso cuando adoptada por personas o instituciones religiosas, va, poco a poco, alejándose de los cánones que caracterizan la religión. Con absoluta propiedad, Allan Kardec dejó escrito:

                “El librepensamiento, en su acepción más amplia, significa: libre examen, libertad de consciencia, fe raciocinada; él simboliza la emancipación intelectual, la independencia moral, complemento de la independencia física; él no quiere más esclavos del pensamiento ni esclavos del cuerpo, porque lo que caracteriza el librepensador es que piensa por sí mismo y no por los otros, en otras palabras, que su opinión le pertenece particularmente. Puede, pues, haber librepensadores en todas las opiniones y en todas las creencias. En ese sentido, el librepensamiento eleva la dignidad del hombre; le hace un ser activo, inteligente, en lugar de una máquina de creer”. (R.E. – febrero 1867)

                Ese lúcido análisis corroboraría lo que ya había escrito el fundador del espiritismo:

                “Todo ser humano que no se guía por la fe ciega es, por eso mismo, librepensador” y “por esa razón, los Espíritas son también librepensadores” (destacado por nosotros – R.E./enero 1867).

Reuniendo esfuerzos que provienen de diferentes segmentos del espiritismo mundial, el siglo XXI parece crear el escenario para el rescate definitivo de la filosofía espírita, reconociéndose en ella esa identidad de raíz, tan menospreciada, obscurecida, e incluso negada, en los dos siglos anteriores.

Con el lanzamiento de su “Colección Librepensamiento – Espiritismo para el Siglo XXI”,  CEPA trae su contribución, vivida y madurada en sus 75 años de lucha en pro de un espiritismo laico, progresista y librepensador.

 

Bem-Vindos ao Espiritismo do Século XXI

A autonomia prevê, protege e compreende a diversidade? Diferentes vieses do olhar espírita? A autonomia é a vigência plena, superior, da liberdade, o mais digno dos promontórios a que aspira o homem e que o espiritismo contempla como jamais se viu na história da Humanidade.

 (Wilson Garcia, em “Ponto Final – O Reencontro do espiritismo com Allan Kardec”)

 

O lançamento, este mês, da Coleção Livre-Pensar: Espiritismo para o Século XXI, iniciativa histórica e oportuna da CEPA – Associação Espírita Internacional (veja reportagem de capa desta edição), se insere perfeitamente no movimento de resgate do autêntico pensamento de Allan Kardec: um fenômeno que vem marcando a passagem do Século XXI, no âmbito espírita.

A história do espiritismo no mundo apresenta alguns aspectos curiosos que só o tempo pode explicar. Um desses aspectos é o contraste entre a pressa, resultado do otimismo pessoal de Kardec, quanto à sua expansão, e os retrocessos e descaminhos experimentados pelo movimento ao curso do século e meio de sua existência.

Concebido idealmente como uma filosofia espiritualista, laica, porque não religiosa, e livre-pensadora, inserida na cultura racional pós-iluminista do Século XIX, não tardou muito para que o espiritismo real se transformasse, diferentemente do que imaginara seu fundador, em um sistema de crenças, uma religião a mais, sucedânea do catolicismo. Foi visto e tratado, inclusive, por uma corrente oficialmente adotada pela mais importante instituição espírita brasileira, como um caminho destinado a reformar a própria Igreja Católica, tida esta como a instituição eleita por Deus para arrebanhar e sintetizar todas as crenças do Ocidente e, quiçá, do mundo.

À visão de um espiritismo caudatário do catolicismo, pretensamente unificacionista e hegemônico, se opôs filosófica e metodologicamente, uma instituição fundada na Argentina, em meados do Século XX: a Confederação Espírita Pan-Americana, hoje CEPA – Associação Espírita Internacional.

Identificando no espiritismo uma visão fundada na existência do espírito – princípio inteligente do universo -, que, a par de adotar alguns conceitos fundamentais, poderia, no entanto, oferecer diferentes enfoques, inclusive, e provisoriamente, o religioso, a CEPA, ao curso de seus 75 anos de existência, vem se caracterizando marcadamente pelo estímulo ao livre pensar, ao pluralismo, à independência e à autonomia das instituições e dos adeptos do espiritismo.

Livre pensamento, no entanto, indica uma postura mental que, mesmo quando adotada por pessoas ou instituições religiosas, vai, aos poucos, se afastando dos cânones que caracterizam a religião. Com absoluta propriedade, Allan Kardec deixou escrito:

“O livre-pensamento, na sua acepção mais ampla, significa: livre exame, liberdade de consciência, fé raciocinada; ele simboliza a emancipação intelectual, a independência moral, complemento da independência física; ele não quer mais escravos do pensamento do que escravos do corpo, porque o que caracteriza o livre-pensador é que ele pensa por si mesmo e não pelos outros, em outras palavras, que sua opinião lhe pertence particularmente. Pode, pois, haver livres-pensadores em todas as opiniões e em todas as crenças. Neste sentido, o livre-pensamento eleva a dignidade do homem; dele faz um ser ativo, inteligente, em lugar de uma máquina de crer”. (R.E – fevereiro 1867)

Essa lúcida análise corroboraria o que já escrevera o fundador do espiritismo: “Todo homem que não se guia pela fé cega é, por isso mesmo, livre-pensador” e “a este título os Espíritas também são livres pensadores” (grifo nosso- R.E/janeiro 1867). O Século XXI, reunindo esforços que provêm de diferentes segmentos do espiritismo mundial, parece estar criando o cenário para o resgate definitivo da filosofia espírita, reconhecendo-se nela essa sua identidade de raiz, tão menosprezada, obscurecida e até negada, nos dois séculos anteriores.

A CEPA, com o lançamento de sua “Coleção Livre-Pensar – Espiritismo para o Século XXI”, traz sua contribuição, vivenciada e amadurecida nos seus 75 anos de luta em prol de um espiritismo laico, progressista e livre-pensador.


sábado, 15 de maio de 2021

Colección Librepensamiento: ¡El Pensamiento de CEPA en libros!

CEPA – ASOCIACIÓN ESPÍRITA INTERNACIONAL lanza, este 10 de abril, la primera serie de su Colección Librepensamiento: Espiritismo para el Siglo XXI. Serán ocho libros en formato de eBook, totalmente gratuitos, presentando conceptos teóricos del espiritismo en una visión laica y librepensadora.


LOS TRES PRIMEROS LIBROS YA DISPONIBLES EN EL LANZAMIENTO

En su primera serie, la colección se compone de ocho libros en formato eBook totalmente gratuitos, cuyo objetivo es presentar los conceptos teóricos del espiritismo laico y librepensador.

Tras el lanzamiento, este día 10, ya se encuentran disponibles los tres primeros libros de la colección, con ediciones en portugués y español:

“El espiritismo en la perspectiva laica y librepensadora”, de Salomão Jacob Benchaya y Milton Medran Moreira.

“La inmortalidad del alma”, de David Santamaría.

“Mediumnidad: Intercambio entre dos mundos”, de Ademar Arthur Chioro dos Reis y Yolanda Clavijo.


MUY PRONTO, CINCO LIBROS MÁS DE LA SERIE

Muy pronto, estarán disponibles: Espiritismo, Ética y Moral, de Jacira Jacinto da Silva y Milton Medran Moreira; Reflexiones sobre la Idea de Dios, de Ricardo de Morais Nunes y Dante López; Reencarnación: un Revolucionario Paradigma Existencial, de Mauro de Mesquita Spínola; La Evolución de los Espíritus, de la Materia y de los Mundos, de Gustavo Molfino y Reinaldo di Lucia; y Allan Kardec: el Fundador del Espiritismo, de José Arroyo y Matheus Laureano.

 

Nuestra Opinión

CCEPA hace parte de ese proyecto

                El comprometimiento del Centro Cultural Espírita de Porto Alegre con CEPA está a punto de celebrar 30 años. Son tres décadas profundizando en conceptos teóricos sobre espiritismo que integran un proyecto revolucionario: el de acercar el movimiento espírita a algunos fundamentos históricos y doctrinarios que, con el tiempo, acabaron malentendidos u olvidados.

                La vocación progresista, cuestionadora e innovadora de la antigua Sociedad Espírita Luz y Caridad, hoy Centro Cultural Espírita de Porto Alegre, marca su historia desde que, en los años 60 del siglo pasado, allí aportó la pareja Maurice y Elba Jones. Su vinculación a CEPA, en los años 90, acabaría por dar forma concreta a un ideal progresista que tiene en Allan Kardec la fuerza propulsora, pero, sin la presencia constante de hombres y mujeres volcados a la permanente actualización doctrinaria, estaría condenada a envejecer y a sucumbir.

                Ahora concretizado por CEPA, el proyecto de explicitar, con la clareza legada por Kardec, los fundamentos de una filosofía que nació laica y librepensadora, y que, con el paso del tiempo, sufrió fuertes influencias místicas y fideístas, ganó el apoyo y la contribución concreta de dos integrantes de CCEPA. Salomão Jacob Benchaya y Milton Medran Moreira son autores, justamente, del primer libro de la serie “Colección Librepensamiento: Espiritismo para el Siglo XXI”, ‘El Espiritismo en la Perspectiva Laica y Librepensadora’. Medran es, incluso, coautor con la presidenta de CEPA, Jacira Jacinto da Silva, de otro libro de la Colección a ser lanzado muy pronto, “Espiritismo, Ética y Moral”.

                Sin embargo, ésas no son contribuciones meramente personales. Integran y reflejan el pleno compromiso de la entidad responsable por este periódico a una institución internacional que honra las ideas de Kardec y desea verlas permanentemente, discutidas, vivenciadas y actualizadas.
(La Redacción)

Coleção Livre-Pensar: O Pensamento da CEPA em livros!

 

A CEPA – ASSOCIAÇÃO ESPÍRITA INTERNACIONAL lança, neste 10 de abril, a primeira série de sua Coleção Livre-Pensar: Espiritismo para o Século XXI. Serão oito livros em formato de e-book, totalmente gratuitos, apresentando conceitos teóricos do espiritismo numa visão laica e livre-pensadora.

 

Os três primeiros livros já disponíveis no lançamento

Em sua primeira série, a coleção se comporá de oito livros em formato e-book totalmente gratuitos que têm como objetivo apresentar os conceitos teóricos do espiritismo laico e livre-pensador.

Com o lançamento deste dia 10, já estão disponibilizados os primeiros três livros da coleção, edições em português e espanhol:

“O espiritismo na perspectiva laica e livre-pensadora”, de Salomão Jacob Benchaya e Milton Medran Moreira.

“A imortalidade da alma”, de David Santamaría.

“Mediunidade: Intercâmbio entre dois mundos”, Ademar Arthur Chioro dos Reis e Yolanda Clavijo.


Em breve, mais cinco livros da série

Brevemente, estarão sendo disponibilizados: Espiritismo, Ética e Moral, de Jacira Jacinto da Silva e Milton Medran Moreira; Reflexões sobre a Ideia de Deus, de Ricardo de Morais Nunes e Dante López; Reencarnação um Revolucionário Paradigma Existencial de Mauro de Mesquita Spínola; A Evolução dos Espíritos, da Matéria e dos Mundos, de Gustavo Molfino e Reinaldo di Lucia; e Allan Kardec: o Fundador do Espiritismo, de José Arroyo e Matheus Laureano.

 

Nossa Opinião

O CCEPA faz parte desse projeto

O comprometimento do Centro Cultural Espírita de Porto Alegre com a CEPA já se aproxima de completar 30 anos. São três décadas de aprofundamento de conceitos teóricos sobre espiritismo que integram um projeto revolucionário: o da reaproximação do movimento espírita de alguns fundamentos históricos e doutrinários que, com o tempo, terminaram distorcidos ou esquecidos.

A vocação progressista, questionadora e inovadora da antiga Sociedade Espírita Luz e Caridade, hoje Centro Cultural Espírita de Porto Alegre, marca sua história desde que, na década dos anos 60 do século passado, ali aportou o casal Maurice e Elba Jones. Sua vinculação à CEPA, nos anos 90, acabaria por dar forma concreta a um ideal progressista que tem em Allan Kardec a força propulsora, mas que, sem a presença constante, de homens e mulheres voltados à permanente atualização doutrinária, estaria condenada ao envelhecimento e à sucumbência.

O projeto ora concretizado pela CEPA de explicitar, com a clareza legada por Kardec, os fundamentos de uma filosofia que nasceu laica e livre-pensadora, e que, ao curso do tempo, terminou por sofrer fortes influências místicas e fideístas, ganhou o apoio e a contribuição concreta de dois integrantes do CCEPA. Salomão Jacob Benchaya e Milton Medran Moreira são autores, justamente, do primeiro livro da série “Coleção Livre-Pensar: Espiritismo para o Século XXI: “O Espiritismo na Perspectiva Laica e Livre-Pensadora”. Medran é coautor, ainda, juntamente com a presidente da CEPA, Jacira Jacinto da Silva, de outro livro da Coleção a ser brevemente lançado “Espiritismo, Ética e Moral”.

Essas, no entanto, não são contribuições meramente pessoais. Integram e refletem o pleno engajamento da entidade responsável por este periódico a uma instituição internacional que honra as ideias de Kardec e deseja vê-las permanentemente, discutidas, vivenciadas e atualizadas.
(A Redação.)

sexta-feira, 14 de maio de 2021

O VELHO DE KAFKA

Em sua obra “A Revolução da Esperança”, o psicanalista Erich Fromm cita uma intrigante história do livro “O Processo” de Franz Kafka.  Um homem chega à porta que conduz ao céu (a Lei) e pede ao porteiro que deixe entrar.  Este lhe diz que não pode admiti-lo no momento. Embora a porta que leva à Lei esteja aberta, o homem decide que é melhor esperar até ter permissão para entrar. Ele se senta e espera durante dias e anos. Finalmente ele está velho e próximo da morte.  Pela primeira vez, ele faz a pergunta: “Como é que durante todos esses anos, ninguém a não ser eu procurou entrar?” O porteiro respondeu: “Ninguém a não ser você poderia ter permissão de cruzar esta porta, porquanto ela estava destinada a você. Agora vou fechá-la”.

Os burocratas têm a última palavra. Esta é a moral da história de Kafka; se eles dizem não, ele não pode entrar. Se tivesse tido mais do que essa esperança passiva, ele teria entrado, e sua coragem para ignorar os burocratas teria sido o ato libertador.

Muitos, diz Erich Fromm, são com o velho de Kafka. Eles esperam, mas não lhes cabe agir segundo o impulso do coração e, enquanto os burocratas não lhes dão o sinal verde, eles prosseguem esperando.

Os mais bem informados opositores do processo que temos chamado de “atualização do espiritismo”, não negam a necessidade eventual dessa medida, enfaticamente recomendada por Kardec, e sim a competência dos humanos encarnados para realizá-la. Segundo eles, cabe exclusivamente aos chamados espíritos superiores, detentores dos direitos autorais do Espiritismo, qualquer iniciativa neste sentido.  De acordo com esta visão, a nós outros, encarnados, restaria aguardar passivamente alguns “sinais do céu” que nos autorizariam a receber deles os conteúdos atualizadores.

O paralelo é evidente.  O processo idolátrico caracteriza-se especialmente pela submissão simbiótica e preocupação neurótica de alienar-se, esvaziar-se em benefício do ídolo, seja ele uma pessoa uma idéia ou uma instituição. No caso em exame fica clara a disposição idolátrica dos que recusam aos espíritos encarnados autoridade ou capacidade para administrar o necessário processo de atualização.

Não conseguimos encontrar na obra e no exemplo de Kardec nenhum amparo para esta estranha e imobilista posição. Como estacionar, como interromper o caminho como se tivéssemos alcançado o inalcançável? Como ficar a espera da hipotética e discutível iniciativa de uma entidade virtual, indefinível que denominamos espíritos superiores?

Kardec era ação, iniciativa. A porta estava aberta e ele destemidamente a atravessou. Construiu o Espiritismo utilizando material já recolhido por outros pesquisadores e, a partir daí, interrogando direta e metodicamente vários espíritos. Nunca se afirmou, porém, que as lúcidas e instigantes perguntas com as quais Kardec partejava o espiritismo nascente fossem ditadas ou sugeridas pelos espíritos o que, segundo me parece, atesta que a condução do processo pertencia a ele, Kardec, tendo os espíritos como assessores ou como “elementos de instrução”. No que se refere à elaboração do Livro dos Espíritos, isto fica claro em “Obras Póstumas – 2ª Parte – Minha iniciação no Espiritismo” onde Kardec, depois de se dar conta das limitações individuais dos espíritos com os quais dialogava, afirma: “Incumbe ao observador formar o conjunto, coordenando, colecionando e conferindo, uns com os outros, documentos que tenha recolhido. Procedi com os espíritos como teria feito com os homens; considerei-os, desde o menor até ao maior, como elementos de instrução e não como reveladores predestinados”.

Mais adiante, no mesmo capítulo, referindo-se ao processo de revisão dos originais de O Livro dos Espíritos, Kardec assevera: “Tendo-me relacionado com outros médiuns, sempre que se me oferecia ocasião, a aproveitava para propor algumas das perguntas que me pareciam mais espinhosas. Foi assim que mais de dez médiuns prestaram a sua assistência ao trabalho e foi da comparação e da fusão de todas essas respostas, coordenadas, classificadas e muitas vezes remoídas no silêncio da meditação, que formei a primeira edição de O Livro dos Espíritos, aparecida a 18 de abril de 1857”.

Considerando as respostas dos espíritos como opinião pessoal de cada um deles, Kardec as censurava, comparava e fundia, isto é, editava estas respostas à luz do seu conhecimento e da sua sensibilidade, fixando assim sua primazia no processo.

O Espiritismo é intrinsecamente dinâmico e sujeito, portanto, a um permanente processo de atualização cuja condução é, sim, responsabilidade de espíritos encarnados assim como já o fora sua codificação.

 Maurice H. Jones

Publicado no livro “Espiritismo: O Pensamento Atual da CEPA”

Porto Alegre, Brasil, primavera de 2002.

 

EL VIEJO DE KAFKA

 


En su obra “La Revolución de la Esperanza”, el psicoanalista Erich Fromm cita una intrigante historia del libro “El  Proceso”, de Franz Kafka.  Un hombre llega a la puerta que conduce al cielo (la Ley) y le pide al guardián que le permita entrar.  Éste le dice que no puede franquearle el acceso en ese momento. Aunque la puerta que lleva a la Ley esté abierta, el hombre se decide a esperar hasta que se le conceda el permiso para entrar. Se sienta y espera durante días y años. Finalmente está viejo y próximo a la muerte.  Por primera vez, hace la pregunta: “¿Cómo es que en todos los años que llevo aquí, nadie más que yo haya procurado entrar?”. El guardián le contesta: “Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora la cerraré”.

Los burócratas tienen la última palabra. Ésta es la moraleja de la historia de Kafka; si ellos dicen no, el hombre no puede entrar. Si hubiera tenido más que esa esperanza pasiva, habría entrado, y su coraje para ignorar a los burócratas habría sido el acto libertador.

Muchos, dice Erich Fromm, son como el viejo de Kafka. Esperan, pero no les cabe actuar segundo el impulso del corazón y, mientras los burócratas no les dan carta blanca, siguen esperando.

Los más bien informados opositores del proceso que hemos llamado de “actualización del espiritismo” no niegan la necesidad eventual de esa medida, enfáticamente recomendada por Kardec, pero sí la competencia de los humanos encarnados para realizarla. Según ellos, cabe exclusivamente a los llamados espíritus superiores, dueños de los derechos autorales del Espiritismo, cualquier iniciativa en este sentido.  De acuerdo con esta visión, a nosotros, encarnados, nos quedaría aguardar pasivamente algunas “señales del cielo” que nos autorizarían a recibir de ellos los contenidos actualizadores.

El paralelo es evidente.  El proceso idolátrico se caracteriza especialmente por la sumisión simbiótica y la preocupación neurótica de alienarse, vaciarse en beneficio del ídolo, sea éste una persona, una idea o una institución. En el caso analizado, queda clara la disposición idolátrica de los que rehúsan a los espíritus encarnados la autoridad o capacidad para administrar el necesario proceso de actualización.

No hemos conseguido encontrar ni en la obra ni en el ejemplo de Kardec a ningún amparo para esta rara e inmovilista posición. ¿Cómo aparcar, cómo interrumpir el camino como si hubiéramos alcanzado lo inalcanzable? ¿Cómo quedarse a la espera de la hipotética y discutible iniciativa de una entidad virtual, indefinible, a la que denominamos espíritus superiores?

Kardec era acción, iniciativa. La puerta estaba abierta y él la cruzó sin miedo. Construyó el Espiritismo utilizando material ya recogido por otros investigadores y, a partir de ahí, interrogando directa y metódicamente a varios espíritus.  Nunca afirmó, sin embargo, que las lúcidas e instigadoras preguntas con las cuales Kardec concebía el espiritismo naciente hubieran sido dictadas o sugeridas por los espíritus, lo que, según me parece, prueba que la conducción del proceso pertenecía a él, Kardec, teniendo a los espíritus como asesores o como “elementos de instrucción”.  En lo que se refiere a la elaboración de El Libro de los Espíritus, esto queda claro en “Obras Póstumas – 2ª Parte – Mi primera iniciación en el Espiritismo” donde Kardec, tras darse cuenta de las limitaciones individuales de los espíritus con los cuales dialogaba, afirma: “El observador ha de formar opinión en vista de las impresiones o documentos recogidos aquí y allí; ha de coleccionarlos, coordinarlos y contrastarlos unos con otros; y esto mismo fue lo que hice. Procedí con los Espíritus como hubiera procedido con los hombres; me sirvieron, desde el más pequeño al más grande, como medios de estudio; nunca como reveladores predestinados”.

Más adelante, en el mismo capítulo, refiriéndose al proceso de revisión de los originales de El Libro dos Espíritus, Kardec asevera: “Las circunstancias hicieron que me relacionase con otros médiums, y cada vez que la ocasión se me ofrecía, la aprovechaba para proponer algunas de las cuestiones que me parecían más espinosas. De este modo más de diez médiums me prestaron su concurso para este trabajo. Después de la comparación y de la fusión de todas estas respuestas, coordinadas, clasificadas y muchas veces sometidas a examen en el silencio de la meditación, fue cuando me decidí a formar la primera edición de El Libro de los Espíritus, que vio la luz el 18 de abril de 1857”.

Considerando las respuestas de los espíritus como opinión personal de cada uno de ellos, Kardec las censuraba, comparaba y fundía, esto es, editaba estas respuestas a la luz de su conocimiento y de su sensibilidad, fijando así su primacía en el proceso.

El Espiritismo es intrínsecamente dinámico y sujeto, por lo tanto, a un permanente proceso de actualización cuya conducción es, sí, responsabilidad de espíritus encarnados así como ya lo fuera su codificación.

 Maurice H. Jones

Publicado en el libro “Espiritismo: El Pensamiento Actual de CEPA”

Porto Alegre, Brasil, primavera de 2002.